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1 de julio de 2023

De lado

El PP, siendo un partido con cierto arraigo cristiano, ha elegido desde sus orígenes situarse al lado de las clases medias y pudientes

Abascal no va a ser vicepresidente. Este es el mensaje que ha querido trasladar Feijóo de una manera subrepticia a los españoles. "Mi objetivo es tener una vicepresidenta del Gobierno y sé quien es", ha manifestado en el programa El Hormiguero el miércoles 28 de junio al conductor de dicho espacio, Pablo Motos.

El poder económico que estaba intranquilo ya no tiene motivos para estarlo. Los españoles que piensen que puede haber varios vicepresidentes, están confundidos. Y Abascal en el supuesto hipotético que gane Feijóo, va a conformarse sin ningún ministerio. Incluso cabe la posibilidad que también renuncie a él (¿el de Interior tal vez?). Y a todo esto, el líder de Vox callado. ¡Qué extraño!, ¿no? Todo el camino queda despejado. Que si hay algo que han aprendido durante estos días los votantes del PP es a leer entre líneas los mensajes de su partido y de su líder...

La falta de principios personales, espirituales e ideológicos en un partido demócrata cristiano es mucho más grave que si se da en una organización aconfesional. Llama poderosamente la atención, como el PP, siendo un partido con cierto arraigo cristiano, haya elegido desde sus orígenes situarse al lado de las clases medias y pudientes, en lugar de hacerlo al lado de las clases más humildes. Justo lo contrario que hace y traslada en sus mensajes no solo Jesús de Nazaret, sino la Santa Iglesia Apostólica y Romana.

“Yo no he mentido nunca, mis principios son los mismos”, ha manifestado María Guardiola después de dejar claro, apenas diez días antes, que en caso de que Vox entrase en las instituciones ella se echaría a un lado. Es posible que Guardiola no haya mentido nunca (hasta ahora). Pero la realidad es que ha mentido dos veces, una a los españoles y otra a sí misma. El tema ha sido tan evidente y palmario que es posible que la autora necesite algo más de tiempo para reconocerlo y tomar conciencia de su envergadura. Seamos, pues flexibles.

Feijóo por su parte continúa con sus malabarismos preelectorales. Con sus mensajes desconcertantes y con sus intentos de despistar, como en el caso del anuncio de su Vicepresidenta, pero nunca de engañar a los españoles. «Sin palabra no hay política». El líder del PP reivindica «la política de la palabra» mientras Guardiola intenta justificar su giro con Vox. Esto es lo que dura la palabra de una organización que aspira a gobernar España y la de su Presidente, justificando dicho engaño. Eso sí, el líder del PP se ha comprometido a no mentir a los españoles. Es más, hace unos meses se comprometió a decir "la verdad (su verdad) a los españoles cada trimestre (cada tres meses)". Los valores no son algo para practicarlos todos los días...

Según Feijóo decir el nombre de su Vicepresidenta (no se sabe si 1ª 2ª o 3ª), constituiría un acto de soberbia, pero verse él antes de las elecciones en La Moncloa, constituye por el contrario un ejemplo y un acto de cercanía y de humildad. Para el líder popular mentir no es sinónimo de ocultar la verdad a los ciudadanos. Por ejemplo Don Alberto, ha decidido no responder al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) a la hora de publicar su sueldo y el de los máximos dirigentes de su formación. Aunque ha trascendido de forma extraoficial que el salario de Feijóo en 2022 fue 20.000 euros superior al del Presidente de Gobierno, cuyas funciones, entre otras, incluían bloquear, negar y no apoyar a los ciudadanos más desfavorecidos en tiempos de guerra, pandemias y volcanes.

A pesar de ello el señor Núñez espera que el PSOE, como muestra de agradecimiento a la oposición constructiva que ha llevado a cargo su partido, se abstenga y le facilite su buen gobierno junto a VOX en el gobierno de España. Una forma de considerar el primer mérito de Feijóo, antes de llegar a la Moncloa, como ha ido derogar el centrismo en la sociedad española y dentro su partido. Como decía José Luis Rodríguez Zapatero, es posible que después de derogar el mayor activo ideológico de su formación, Feijóo, termine derogándose a sí mismo.

Feijóo ya vislumbra en su soledad una legislatura complicada cuando manifiesta su temor a “no estar a la altura de las circunstancias de mi país”. Tal vez por eso eluda los debates. Sabe que de ganar tendrá que gestionar dos gobiernos uno de coalición con sus socios y otro de colisión con la oposición y sus afines. Su tendencia de proyección hacia el futuro le traiciona a la hora de recordar su pasado. Ha acusado a Sánchez de convocar elecciones en el mes de julio cuando él lo hizo en julio del 2007. En el año 2021 cuestionaba la subida del salario mínimo. En 2023, sin embargo proclamaba justamente lo contrario: “El gobierno debe ponerse al frente de la negociación de los salarios”. “Hemos de subir el salario mínimo interprofesional”.

Hace unos días, Fakejóo ha defendido la reforma laboral que el PP rechazó hace un año: “es sustancialmente buena”. De esta forma mantendrá el tronco de dicha reforma aprobada en febrero de 2022 por el Sanchismo o por los socialcomunistas de Sánchez y Unidas Podemos. Muy al contrario del Fakejoismo que piensa y trabaja para mejorar la vida de los más pudientes. Dejando de lado a los españoles más necesitados.

José Luis Meléndez. Madrid, 1 de julio del 2023. Fuente de la imagen: Rodrigo Jiménez (Cinco Días)

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