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31 de agosto de 2022

Mundovisión

Un himno mundial contribuiría a despertar nuestra conciencia global, indispensable para afrontar juntos los gravísimos desafíos mundiales que atraviesa y le depara a nuestro planeta

Estoy seguro que no soy el único madrileño al que le gusta más el himno de Miranda de Ebro, por poner un ejemplo (incluyo letra y música), que el de mi ciudad natal, que es Madrid. Pueden escuchar ambos con letra y música en el canal de YouTube.

¿No sería mejor, que en lugar de tantos festivales frívolos de la OTI, se hicieran algunos concursos para conocer (y si es posible mejorar) los himnos de nuestras respectivas tierras, regiones e incluso países...? Esto es, que Eurovisión, pasase a llamarse Mundovisión.

Ironías aparte, la iniciativa nos permitiría por un lado hermanarnos en estos tiempos de polarización política a la cual nos tienen sometidos algunas fuerzas de la clase política. Y por otro lado conocer más en profundidad la historia de nuestra tierras, que forman nuestro país, nuestro viejo continente, y en última instancia las civilizaciones y el mundo en el cual vivimos.

Y ya metidos en faena, entre todos los países podríamos considerar la posibilidad y el compromiso de crear juntos, de una vez, el himno europeo, en lugar de seguir plagiando a Beethoven, sin su respectivo consentimiento, por los siglos de los siglos. Un germen que con el tiempo podría dar forma a la composición de un himno mundial que nos uniese más como ciudadanos de un mismo mundo, y que velase por la paz de la humanidad.

Himno mundial que podría ser interpretado en actos oficiales junto con una bandera que representara a todos los países implicados en dichos actos, como es la actual bandera de Naciones Unidas que acompaña a esta publicación y cuyo enarbolado evitaría muchas tensiones como las que actualmente vivimos a nivel global. Un himno mundial que contribuiría a despertar nuestra conciencia global, indispensable para afrontar juntos los gravísimos desafíos mundiales que atraviesa y le depara a nuestro planeta.

Tal vez, al menos, de esta manera, dejaríamos de sentir la vergüenza de no haber sido capaces de crear en decenios, uno de los activos representativos y simbólicos más importantes que puede tener una sociedad mundial, como son sus respectivos himnos. ¿O acaso una sociedad sin himno propio puede otorgarse moralmente el hecho de considerarse a sí misma como patria …?

José Luis Meléndez. Madrid, 31 de agosto del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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