Jamás pensamos que una epidemia sanitaria, pudiese mutar en otra mediática
En estos tiempos tan difíciles que vivimos, de pandemia, de crisis económica e institucional, la cultura vuelve una vez más, a ser el remedio más sano, al cual podemos acudir. Gracias a ella logramos evadirnos aunque sea unos minutos, de los momentos tan duros que nos ha tocado vivir. Con ella además de enriquecer nuestro espíritu, podemos ahorrarle a nuestro cuerpo otros efectos secundarios más perjudiciales.
Tan nociva es la falta de información, como la sobreexposición continuada de un mismo tema, durante los meses que afortunadamente dejamos atrás. Me refiero, como no, a la infodemia. Jamás pensamos que una epidemia sanitaria pudiese mutar en otra mediática.
Los laboratorios durante todo este tiempo han creado la vacuna con la cual se espera que una gran parte de la población sea inmunizada. Pero algunos medios siguen casi ajenos a esta gran noticia, y dan ahora más importancia a una nueva cepa de coronavirus aparecida recientemente, y contra la cual, se desconoce si serán efectivas las vacunas.
Los laboratorios por su parte, para curarse en salud, aseguran que las distintas vacunas son eficaces, ante esta nueva cepa, lo cual resulta un tanto sospechoso, ya que en la gripe, enfermedad parecida, esto no ocurre.
En la actualidad se consideran distintas opciones a la hora de vacunar primero a los distintos grupos de riesgo, como son las personas mayores que viven en las residencias o a los sanitarios. Lo realmente curioso, es que nadie aconseje vacunar a determinadas miembros del periodismo, por el enorme desgaste psicológico y moral, al que están sometiendo a la población española desde hace meses. Algo hasta cierto punto ilógico, injusto e inmoral, pero desgraciadamente normal, si se tiene en cuenta que los expertos, después de nueve meses de pandemia, siguen pensando más en las poblaciones de riesgo, que en los verdaderos contagiadores del virus, del desánimo, y de las malas noticias.
Al parecer, y por lo que se ve, los ciudadanos, después de permanecer confinados, desconfinados, aislados, semireunidos. De cumplir estrictamente las medidas de higiene, de distanciamiento. De aguantar las declaraciones contradictorias de nuestros representantes políticos. De escuchar cada día el parte de guerra de ingresados, contagiados y de fallecidos, al cual nos tienen sometidos, resulta que ahora que se vislumbra algo de luz con la aparición de las vacunas, en vísperas de un año nuevo, y de un nuevo tiempo, los españolitos, no tenemos derecho a una información exhaustiva, divulgativa y comedida, que nos suma en una nueva etapa de esperanza. Ni el derecho a que se nos devuelva la ilusión y la alegría que perdimos durante estos largos meses, como consecuencia de la pérdida de puestos de trabajo, y lo que es más sangrante aún: la pérdida de vidas humanas y de seres queridos.
Como si tuviéramos poco con las epidemias, anteriormente señaladas, que nos asolan, a las cuales tendremos que hacer frente los próximos años...
José Luis Meléndez. Madrid, 23 de diciembre del 2020. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org