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15 de abril de 2019

Vetocracia

El señor Rivera no solo ha vetado a la socialdemocracia, sino al propio liberalismo europeo, doctrina a la cual pertenece

Lo dijo el señor Casado en su primer discurso como líder del PP: “si yo gano, nadie pierde”. Hoy solo 10 de los 52 cabezas de lista repiten puesto. No ha cumplido su palabra y todavía no ha llegado al poder. El señor Casado ha descapitalizado y ha decapitado el ala moderada de su partido. Y lo ha hecho al más puro estilo neandertal, siguiendo las instrucciones de su fiel escudero manchego, Suárez Illana; con una diferencia: no ha esperado a que nacieran los nombres de los candidatos en las listas electorales, para cortarles la cabeza (¡zas!).

El partido popular con su actual plantilla y la inseguridad y el desconcierto que crean las declaraciones y posteriores rectificaciones de su equipo y de su líder, ya no puede hacer gala de ser un partido de centro derecha. La campaña en negativo de falta de propuestas atractivas (con constantes alusiones al terrorismo, al aborto y al separatismo), cuando no a propuestas hilarantes como la creación de un Ministerio de la Familia, el exceso de exabruptos, y fichajes polémicos no logra frenar la hemorragia de votos hacia un lado y otro de la formación como son Vox y Ciudadanos.

Hay nervios en este nuevo Pepé extremo. No es para menos: la suma de votos de Vox y Ciudadanos unidos superan en todas las encuestas a los de Casado. Un escenario hasta ahora inédito al cual se enfrenta el partido. Las carabelas de la Plaza de Colón navegan juntas con un único fin: descubrir un nuevo mundo, el mundo del poder. La nave “Santa María” llamada así en reconocimiento a su patrón José María Aznar, navega escorada a estribor (derecha). Avanza rodeado por otras cuatro carabelas.

“La Pinta” de Ciudadanos hace lo propio a la retaguardia esperando ver de qué color se tiñe, y la más joven, “La Niña” de Vox, la más patriota y armada de la flota, pasa revista a su tropa con objeto de comprobar si viaja algún enemigo, inmigrante y polizón a bordo. “La Resistencia” de Sánchez es la nave que mejor mantiene el equilibrio. Navega centrada ligeramente escorada a babor (izquierda), con objeto de desafiar y contrarrestar el extremo oleaje que azota a la nave por estribor. “La Navata” de Moreno e Iglesias ha zarpado hace escasos días, despliega velas, y espera sumarse a “La Resistencia” de cara a la batalla electoral que mantendrán las cinco naves el próximo día 23, en las profundas y turbulentas aguas del mar de Atresmedia.

El capitán de la “Santa María” intentará centrar su campaña en la economía. Es decir en una riqueza que una vez creada a costa de recortar derechos y libertades a los ciudadanos no redistribuirá de una forma equitativa y proporcional entre todas las capas sociales. Aprovechará por tanto para criticar los decretos sociales de Sánchez destinados a los más desfavorecidos y obviará sin embargo las ingentes inyecciones de capital que los españoles aportaron al sistema financiero bajo mandato del PP.

Se da por hecho que el señor Casado en vista de la ausencia de su padre político en el debate, tenga que aguantar la mirada del señor Abascal cuando este tome la palabra y acuse a su formación de ser “la derechita cobarde”. Un partido, Vox, que se muestra contrario a una política de inmigración que sería muy válida para atajar y resolver un gravísimo asunto de Estado como es el de ocupar y dar vida a la España que se muere y va quedando vacía. Y que la “veleta naranja” del contorsionista Rivera termine por dar tantas vueltas que acabe por salirse de su eje y de su tejado, y finalice su recorrido en las inmediaciones del aeropuerto de “Cuatro vientos”, en espera de alguna corriente favorable que le haga elevarse por encima del Ministerio de Exteriores que el señor Casado le ha ofrecido.

El posible jefe de la patronal y Presidente de Ciudadanos Sociedad Limitada (partido de los autónomos y de los empresarios), seguirá haciendo gala del transfuguismo y del transformismo abierto en su precampaña con objeto de compensar los más de 250 cargos que perdió durante la legislatura, situación que le ha obligado a fichar a dirigentes del PP y del Psoe, y venderlo como un éxito. El señor Rivera tejiendo tanto cordón sanitario se ha convertido en el nuevo “hombre araña” (Spiderman) de la política. Un hombre que suele saltarse los cordones sanitarios que los demás o el mismo se pone, como el que le puso a Rajoy, y terminó pactando con él. Lo mismo veta al Psoe, que a ERC, que al PDCAT, que al PNV o a EH BILDU. Empezó saltándose el cordón sanitario que Macron, Presidente de LREM (La República en Marcha) le puso antes de apoyar un gobierno con la extrema derecha de Vox en Andalucía, y terminó por vetar un acuerdo postelectoral con el Psoe. Una actitud que Manuel Valls afin a la formación naranja llegó a calificar de doble error.

La Ministra de Asuntos Europeos, Nathalie Loisseau no tardó en sumarse a las palabras de Manuel Valls: “No es lo que habría hecho LREM. Es inimaginable que en una elección, aunque fuese local LREM se asociase con la extrema derecha de Francia”. Unas declaraciones que demuestran que los liberales europeos se sienten traicionados por la deriva que ha tomado Rivera. Una deriva que supone un giro contrario al de una gran parte de afiliados de Ciudadanos y a las actuales políticas expansivas que los liberales europeos representados en ALDE (Alianza de Liberales y Demócratas Europeos), dispuestos a reunir a demócratas, liberales y progresistas. El señor Rivera de esta forma no solo ha vetado a la socialdemocracia, sino al propio liberalismo europeo, doctrina a la cual pertenece, lo cual equivale en cierto modo a vetarse a sí mismo.

El vetócrata, el hombre araña que araña votos hoy de aquí y mañana de allí, está en contra de los contratos basura, pero no del trabajo basura. De ahí que como partido liberal haya optado en su programa electoral por cronificar las precarias condiciones de trabajo en las que se encuentra una gran mayoría de la masa productiva de este país (recuérdese que una gran mayoría de trabajadores son pobres), a través de un contrato indefinido que además limita el acceso a las prestaciones de cobertura social conquistadas durante años por los trabajadores y destinadas a colectivos en riesgo de exclusión como es el caso de trabajadores jóvenes y mayores de 52 años, para los cuales dicho partido no ofrece ningún programa ni subsidio (de ahí que se abstuviese ante este colectivo en la Comisión Permanente del Congreso recientemente), en lugar de preocuparse por crear empleo de calidad.

El señor Rivera se ha comprometido a enseñar a los españoles la Constitución, antes de que su partido se comprometa a través de su programa electoral, a poner en práctica los artículos básicos que garantizan en la Carta Magna, una vida digna a todos los españoles. Una gran muestra de ejemplaridad.

José Luis Meléndez. Madrid, 13 de abril del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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