Algunos partidos dedocráticos intentan coaccionar a través del miedo, el voto de los ciudadanos
Hace poco le he vuelto a ver en un autobús del barrio. He sentido una enorme curiosidad por su persona, y unas ganas enormes de saludarle. Pero la discreción, una vez más, se ha impuesto. Era el sereno del barrio. Una figura municipal, cuya función era velar por la seguridad de los vecinos, en aquellas noches de los años setenta. Fue algo más que un agente de proximidad. Al trabajar siempre la misma zona, poseía una valiosa información. La confianza de los vecinos con él era casi total. Algunos le confiaban incluso las llaves de sus viviendas durante sus ausencias en el periodo vacacional. El mismo hombre alto, vestía entonces (si mi memoria no me traiciona) uniforme gris, placa, gorra de plato, y portaba como único arma una porra. Conocía como nadie los problemas del barrio que los vecinos le comunicaban, y colaboraba de muy buena voluntad en la resolución de los mismos.
Observando desde hace años el lamentable estado de abandono otoño-invernal, y de “descuido” veraniego-primaveral del barrio, no he podido por menos que acordarme hoy de su figura. Entonces, con unas palabras, nuestro amigo hubiera tomado nota, y hubiese derivado el aviso al jardinero correspondiente. Ni el césped secado por la deliberada parada de los aspersores en otoño e invierno, ni el laurus ni el aligustre, hubieran sufrido la agónica muerte, al verse privados y torturados por la falta de agua.
¿Tanto cuesta un único jardinero dedicado como antaño en exclusiva al riego de los jardines comunitarios de todo el barrio, contratado a tiempo parcial, por la actual reforma laboral? Menos mal que ante esta dejación temporal de funciones por parte del “Ajuntamiento” (ellos sabrán por qué no nos ajuntan…), aun contamos entre nuestros vecinos, con personas con un mayor compromiso y sensibilidad medioambiental y social que nuestros representantes municipales.
Hasta que un día hartos de tanta injusticia, se arrancan a cavar su jardín (de todos), a podar las plantas, y talar algún arbusto seco por la falta de agua. Incluso han llegado a personarse en la Junta Municipal para solicitar autorización y regar ellos mismos el jardín. ¡Menudo sonrojo! Está visto que para algunos el derecho a la vida se reduce a la defensa del feto (no de la de los dependientes que mueren por la falta de medicación), y la vida superior del mobiliario urbano. Suerte que no apoyan la eutanasia activa, porque si el mundo vegetal hablase, verdad Excálibur...?: “Guau, guau”. Tienes razón amigo: todos somos hijos de dios…
Aun así (¡claro que sí!), esperamos en esta precampaña electoral, volver a ver y sentir la presencia de los “hombrecillos del bosque” (comúnmente llamados jardineros), “aberrochándose sobre el rocaje vivo del parque”. Hay vecinos que juran haberles visto en muy contadas ocasiones, aunque solo de paso. Existen asimismo otro tipo de espíritus, que poseen el don de hacer desaparecer los camiones de basura, provocando la acumulación de residuos, auténticos castillos de basura, y creando a los ciudadanos algunas “pequeñas molestias” como malos olores, manchas, y algún que otro resbalón…
Otros por el contrario, hemos tenido el enorme privilegio de ser despertados a las siete de la mañana, por los ruiditos traviesos y juguetones de los duendecillos cambiadores de farolas, bancos y papeleras (¡Eh, que estamos aquí!, ¿ves lo que hacemos por y para tí?).Estamos en precampaña (ahora caigo). Dentro de poco saldrán de su escondite los políticos disfrazados de enanitos encantadores, cantando al unísono la canción de su ada madrina (Christina Rosenvinge), “Hago chas, y aparezco a tu lado”. ¿Recuerdan?: “Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas, y aparezco a tu lado. Quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar…”.
Queridos niños y niñas: bienvenidos al mágico e ilusorio mundo de las promesas incumplidas. Pero si de verdad hay algo de lo que podemos presumir los españoles, es de ser “siete veces más fuertes”, que hace cuatro años. Y de estar como decía David el gnomo “siempre de buen humor” (nosotros nos entendemos). Aprovechemos pues, este estado de ecuanimidad. Es tiempo de hacer balance y recordar la gestión municipal y autonómica de nuestros pueblos, ciudades y provincias: el caso Arena (seguridad ciudadana), el éxito de la candidatura olímpica, la falta de atención a “algunas” zonas verdes, la caída de árboles, la falta de medios ante la gestión medioambiental y de la contaminación en la ciudad (boina negra), la escasa recogida de basuras, la limpieza de nuestras calles, los casos de corrupción de Don Francisco Granados (adjunto a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de Esperanza Aguirre), el escándalo del ático de D. Ignacio González, la cadena de sucesivas dimisiones por los intentos de privatización de la sanidad Pública, la política de desigualdad en los derechos sociales, y la (todavía) deuda mil millonaria del consistorio existente durante el largo reinado popular. Todo un éxito.
Es, lo sabemos, un año eminentemente electoral. Y por este motivo, he decidido hacer caso omiso a los continuos mensajes de algunos partidos dedocráticos (que eligen a sus candidatos con la democracia de sus dedos), que intentan coaccionar a través del miedo, el voto de los ciudadanos. La derecha es conservadora. Ya saben no se les ocurra votar alguna opción distinta a la de hace cuatro años. Tengan cuidado con la nueva y emergente voluntad “popular” (no son de fiar, nosotros sí, ya lo han visto y sentido), es decir de ustedes mismos. Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y no hablen entre ustedes nada que no sea de economía expansiva.
¿Qué hubiera pasado, si después de la dictadura, en lugar del CDS de Suárez, nos hubiéramos encontrado al PP? ¿Nos hubiera recomendado seguir con lo viejo conocido a lo nuevo bueno por conocer? ¿Hubiera salido del puerto Colón y descubierto el nuevo mundo con tanto acojone infundado? ¿Se imaginan lo que puede llegar a ocurrir en el universo, si no sale elegido Rajoy como presidente, y pierde el PP las elecciones? La tierra dejaría de girar alrededor del sol, y el monstruo bicéfalo de la libertad y la igualdad, volvería a excitar la imaginación de nuestros hijos, alucinando su mente con un futuro más digno y prometedor. Y eso es algo que no nos podemos permitir precisamente ahora, que estamos empezando a salir de la crisis económica (de la crisis social y moral ya salimos hace tiempo, pero fue tan rápido que quizás no lo hayan notado todavía).
¡Cuidado españoles! Ya lo ven. Solo existe un salvador. No se les ocurra salvarse a sí mismos, que para eso estamos nosotros (gracias a dios). Y sobre todo nunca se hagan preguntas pecaminosas del tipo: ¿Qué partido ciudadano tendrá la catadura moral, y la "desfachatez" de pactar (aunque sea de forma puntual) y suscribir las políticas del PP, un partido con tanta palabra…? Porque entonces más que miedo, llegarán a sentir pánico.
¿Será capaz el Partido Popular de cumplir su programa electoral en coalición, cuando no ha sabido cumplirlo ni siquiera con mayoría absoluta? No lo piensen más, ni se sientan decepcionados. Aún están a tiempo de volverse a “pintar la cara color esperanza”. Un color muy necesario para soportar la próxima legislatura, y los próximos recortes de la Troika, en el dos mil dieciséis. Y si no, acuérdense.
José Luis Meléndez. Madrid, 25 de Abril del 2015.
Fuente de la imagen: Flickriver.com
Hace poco le he vuelto a ver en un autobús del barrio. He sentido una enorme curiosidad por su persona, y unas ganas enormes de saludarle. Pero la discreción, una vez más, se ha impuesto. Era el sereno del barrio. Una figura municipal, cuya función era velar por la seguridad de los vecinos, en aquellas noches de los años setenta. Fue algo más que un agente de proximidad. Al trabajar siempre la misma zona, poseía una valiosa información. La confianza de los vecinos con él era casi total. Algunos le confiaban incluso las llaves de sus viviendas durante sus ausencias en el periodo vacacional. El mismo hombre alto, vestía entonces (si mi memoria no me traiciona) uniforme gris, placa, gorra de plato, y portaba como único arma una porra. Conocía como nadie los problemas del barrio que los vecinos le comunicaban, y colaboraba de muy buena voluntad en la resolución de los mismos.
Observando desde hace años el lamentable estado de abandono otoño-invernal, y de “descuido” veraniego-primaveral del barrio, no he podido por menos que acordarme hoy de su figura. Entonces, con unas palabras, nuestro amigo hubiera tomado nota, y hubiese derivado el aviso al jardinero correspondiente. Ni el césped secado por la deliberada parada de los aspersores en otoño e invierno, ni el laurus ni el aligustre, hubieran sufrido la agónica muerte, al verse privados y torturados por la falta de agua.
¿Tanto cuesta un único jardinero dedicado como antaño en exclusiva al riego de los jardines comunitarios de todo el barrio, contratado a tiempo parcial, por la actual reforma laboral? Menos mal que ante esta dejación temporal de funciones por parte del “Ajuntamiento” (ellos sabrán por qué no nos ajuntan…), aun contamos entre nuestros vecinos, con personas con un mayor compromiso y sensibilidad medioambiental y social que nuestros representantes municipales.
Hasta que un día hartos de tanta injusticia, se arrancan a cavar su jardín (de todos), a podar las plantas, y talar algún arbusto seco por la falta de agua. Incluso han llegado a personarse en la Junta Municipal para solicitar autorización y regar ellos mismos el jardín. ¡Menudo sonrojo! Está visto que para algunos el derecho a la vida se reduce a la defensa del feto (no de la de los dependientes que mueren por la falta de medicación), y la vida superior del mobiliario urbano. Suerte que no apoyan la eutanasia activa, porque si el mundo vegetal hablase, verdad Excálibur...?: “Guau, guau”. Tienes razón amigo: todos somos hijos de dios…
Aun así (¡claro que sí!), esperamos en esta precampaña electoral, volver a ver y sentir la presencia de los “hombrecillos del bosque” (comúnmente llamados jardineros), “aberrochándose sobre el rocaje vivo del parque”. Hay vecinos que juran haberles visto en muy contadas ocasiones, aunque solo de paso. Existen asimismo otro tipo de espíritus, que poseen el don de hacer desaparecer los camiones de basura, provocando la acumulación de residuos, auténticos castillos de basura, y creando a los ciudadanos algunas “pequeñas molestias” como malos olores, manchas, y algún que otro resbalón…
Otros por el contrario, hemos tenido el enorme privilegio de ser despertados a las siete de la mañana, por los ruiditos traviesos y juguetones de los duendecillos cambiadores de farolas, bancos y papeleras (¡Eh, que estamos aquí!, ¿ves lo que hacemos por y para tí?).Estamos en precampaña (ahora caigo). Dentro de poco saldrán de su escondite los políticos disfrazados de enanitos encantadores, cantando al unísono la canción de su ada madrina (Christina Rosenvinge), “Hago chas, y aparezco a tu lado”. ¿Recuerdan?: “Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago chas, y aparezco a tu lado. Quieres ir tras de mí, pobrecito de ti, no me puedes atrapar…”.
Queridos niños y niñas: bienvenidos al mágico e ilusorio mundo de las promesas incumplidas. Pero si de verdad hay algo de lo que podemos presumir los españoles, es de ser “siete veces más fuertes”, que hace cuatro años. Y de estar como decía David el gnomo “siempre de buen humor” (nosotros nos entendemos). Aprovechemos pues, este estado de ecuanimidad. Es tiempo de hacer balance y recordar la gestión municipal y autonómica de nuestros pueblos, ciudades y provincias: el caso Arena (seguridad ciudadana), el éxito de la candidatura olímpica, la falta de atención a “algunas” zonas verdes, la caída de árboles, la falta de medios ante la gestión medioambiental y de la contaminación en la ciudad (boina negra), la escasa recogida de basuras, la limpieza de nuestras calles, los casos de corrupción de Don Francisco Granados (adjunto a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de Esperanza Aguirre), el escándalo del ático de D. Ignacio González, la cadena de sucesivas dimisiones por los intentos de privatización de la sanidad Pública, la política de desigualdad en los derechos sociales, y la (todavía) deuda mil millonaria del consistorio existente durante el largo reinado popular. Todo un éxito.
Es, lo sabemos, un año eminentemente electoral. Y por este motivo, he decidido hacer caso omiso a los continuos mensajes de algunos partidos dedocráticos (que eligen a sus candidatos con la democracia de sus dedos), que intentan coaccionar a través del miedo, el voto de los ciudadanos. La derecha es conservadora. Ya saben no se les ocurra votar alguna opción distinta a la de hace cuatro años. Tengan cuidado con la nueva y emergente voluntad “popular” (no son de fiar, nosotros sí, ya lo han visto y sentido), es decir de ustedes mismos. Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer, y no hablen entre ustedes nada que no sea de economía expansiva.
¿Qué hubiera pasado, si después de la dictadura, en lugar del CDS de Suárez, nos hubiéramos encontrado al PP? ¿Nos hubiera recomendado seguir con lo viejo conocido a lo nuevo bueno por conocer? ¿Hubiera salido del puerto Colón y descubierto el nuevo mundo con tanto acojone infundado? ¿Se imaginan lo que puede llegar a ocurrir en el universo, si no sale elegido Rajoy como presidente, y pierde el PP las elecciones? La tierra dejaría de girar alrededor del sol, y el monstruo bicéfalo de la libertad y la igualdad, volvería a excitar la imaginación de nuestros hijos, alucinando su mente con un futuro más digno y prometedor. Y eso es algo que no nos podemos permitir precisamente ahora, que estamos empezando a salir de la crisis económica (de la crisis social y moral ya salimos hace tiempo, pero fue tan rápido que quizás no lo hayan notado todavía).
¡Cuidado españoles! Ya lo ven. Solo existe un salvador. No se les ocurra salvarse a sí mismos, que para eso estamos nosotros (gracias a dios). Y sobre todo nunca se hagan preguntas pecaminosas del tipo: ¿Qué partido ciudadano tendrá la catadura moral, y la "desfachatez" de pactar (aunque sea de forma puntual) y suscribir las políticas del PP, un partido con tanta palabra…? Porque entonces más que miedo, llegarán a sentir pánico.
¿Será capaz el Partido Popular de cumplir su programa electoral en coalición, cuando no ha sabido cumplirlo ni siquiera con mayoría absoluta? No lo piensen más, ni se sientan decepcionados. Aún están a tiempo de volverse a “pintar la cara color esperanza”. Un color muy necesario para soportar la próxima legislatura, y los próximos recortes de la Troika, en el dos mil dieciséis. Y si no, acuérdense.
José Luis Meléndez. Madrid, 25 de Abril del 2015.
Fuente de la imagen: Flickriver.com