Traductor

23 de junio de 2025

Cinco rescates

Animo a cualquier vecino a que experimente la grata sensación de salvar la vida de estos seres desvalidos

Ayer mismo fui testigo del cortejo de una pareja de tórtolas. Mientras la hembra reposaba en el suelo a la sombra, el macho le picaba por unos momentos el pico. Es lo que tradicionalmente llamamos nosotros beso. En otras ocasiones también les he visto picándose suavemente la cabeza y el cuerpo, una forma de mostrar un interés por la pareja. Lo que nosotros entendemos como cariño o sentimiento.

En esta estación que hace unas horas dejaremos atrás, el sol parece invitar con sus rayos de luz y su calor al mundo animal y vegetal a celebrar el ritual de la vida.

El día 17 de junio, según regresaba a casa, me encontré con una chica que se encontraba encima de una salida de alcantarilla mirando debajo de sus rejas. Deduje que se le había caído algo. Al preguntarle si necesitaba ayuda, me dijo que había un polluelo debajo de la reja.

En ese momento nos coordinamos. Yo me limité a levantar las rejas de la alcantarilla y ella entretanto pudo acceder con su brazo a coger al polluelo. Se trataba de una cría de mirlo. El animal parecía estar en buen estado.

Una vez capturado barajamos dos opciones, liberarlo en un jardín próximo, ya que los padres estaban merodeando o bien llevarlo a alguna protectora. Mai-Britt (nombre danés), que es como se llama la chica, optó por llevarse la cría con la intención de trasladarlo a Grefa. Antes de que terminase el día se puso en contacto conmigo y me remitió el documento de ingreso del polluelo en dicha protectora.

Diez días después, al abrir la puerta del jardín, me encontré con un polluelo de tórtola que estaba metido impasible en el plato de agua que suelo dejar todo el año para que las aves beban. Al intentar cogerlo vi que se encontraba bien. Por la tarde salió a volar y regresó a eso de las cinco de la tarde, cuando el sol pegaba.

El polluelo parecía que estaba cansado de sus vuelos, así que le dejé dormir a la sombra por espacio de dos horas. Mientras dormía le rocié con un fush-frish y le puse alrededor unas migas de pan. A las 20:00 cerré la puerta y opté por dejarle en el jardín para que pasase la noche, ya que hacía bastantes meses que no venía un gato que solía saltar la tapia de la casa.

Al día siguiente, al abrir la puerta, me alegré de no ver a Morfi, nombre que le puse al polluelo, por su afición a las largas siestas. Acto seguido comencé a regar, hasta que a los pies de un rosal pude ver lo que quedaba de su cuerpo. El gato había acabado con la vida del animal. Desde entonces una sensación de culpabilidad me invade por no haber metido al animal a pasar la noche dentro de casa.

Pasaron los días, y, una semana después, al volver a casa, ¡oh, casualidad!, me encuentro en la misma calle con Mai-Britt. Esta vez estaba intentando dar de comer a un polluelo de paloma que empezaba a dar sus primeros vuelos. Mientras yo sujetaba al animal, ella se dedicó a abrir su pico con las uñas y ha darle con una jeringa una mezcla de agua con un alimento especial para las aves. Al terminar, y, al percatarnos que a escasos metros había un gato, decidimos liberar al polluelo en un jardín público sombrío, ya que se encontraba en buenas condiciones físicas.

No fue la única ocasión en que me encontré con Mai-Britt. Días después, al doblar una esquina, nos asustamos mutuamente, ya que estuvimos a punto de chocarnos. Entonces no pude por menos que preguntarle si creía en el karma, ante lo cual sonrió afirmativamente.

El viernes, 20 de junio, a las cinco de la tarde un polluelo de vencejo, apareció a las puertas de casa. Parecía muerto ya que apenas se movía. El suelo estaba caliente. Le habían salido ya las plumas de todo el cuerpo, pero cualquier miembro de esta especie, es incapaz de volar, ya que tienen las alas demasiado grandes para emprender el vuelo.

Al tratarse de una cría pasó la noche en el interior de casa. A las siete de la mañana del sábado 21, al abrir la puerta del jardín, se repitió la misma escena. Un polluelo de tórtola permanecía al lado de la puerta y me miraba inmóvil como pidiendo ayuda.

Pocos minutos después, di aviso a la Policía Municipal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Mientras esperaba la llegada de los agentes, salí en busca de algunos envases y cajas con los que los agentes pudiesen transportar a los animales.

A las diez de la mañana entregué los dos polluelos a los dos miembros de dicha Unidad. Dos agentes y un solo coche para atender en plena época de crías las peticiones y colaboraciones de los ciudadanos, en una ciudad tan habitada como Madrid.

En apenas un mes la pluma verde ha colaborado en el rescate de cinco polluelos, uno de ellos, lamentablemente infructuoso. Animo a cualquier vecino a que experimente la grata sensación de salvar la vida de estos seres desvalidos. Es importante no darles nada de comer y llevarlos los antes posible a alguna protectora de aves, como Grefa o Brinzal (adjunto abajo dirección física y teléfono de contacto).

Para las personas que no disponen en su comunidad alguna protectora, incluyo un par de vídeos informativos que explican como proceder y ayudarlos.

Grefa: Tfno: 91.638.75.50. Calle/Monte del Pinar, s/n. 28220 Majadahonda. Madrid. Brinzal: Tfno: 91.479.45.65. Camino del Robledal, 2. 28011. Aravaca. Madrid.

Nota: Es posible acercarse a ambas instalaciones utilizando el transporte público.

José Luis Meléndez. Madrid, 23 de junio del 2025

16 de junio de 2025

Choupette

Los animales nos dejan más en vida de lo que sus tutores puedan dejarles una vez muertos

Como buena aristócrata se hace llamar "Choupette", y es la incondicional mascota de Karl Lagerfeld. Este fin de semana me he enterado que ha sido una de las beneficiarias de la mayor parte de su fortuna, 200 millones de euros en concreto, aunque prácticamente la totalidad de los medios, coinciden en señalar que ha sido la principal beneficiaria.

En España no se puede dejar una herencia directamente a una mascota. Aunque las leyes reconocen su sensibilidad y bienestar, las mascotas son consideradas legalmente como bienes, no como sujetos de derecho, y por lo tanto, no pueden ser herederas ni legatarias. Sin embargo, es posible designar a una persona de confianza en el testamento para que se haga cargo de la mascota y asignar una cantidad de dinero para su cuidado.

"Choupette" es una gata de raza birmana, conocida por su pelaje blanco y ojos azules, aunque su sangre me temo que es del mismo color. Originalmente, "Choupette" pertenecía a Baptiste Giabiconi, pero Lagerfeld cayó rendido a las artes seductoras de su nueva compañera y se resistió a devolvérsela a su tutora originaria. En la actualidad vive en París, en una de sus lujosas mansiones, con Françoise Caçote, quien era la ama de llaves de Lagerfeld y también su cuidadora.

Estoy seguro que si ese ha sido su deseo, será por algo y no por una simple extravagancia. Basta leer la entrevista con su ama de llaves en la revista Hola, que sigue siendo la encargada de sus cuidados, para darse cuenta del amor que profesaba Lagerfeld a su musa, amiga y compañera. La sucesión ha sido posible gracias a la ley alemana, que permite incluir animales de compañía en el testamento.

Su ama de llaves, solía mandarle fotos cuando no estaba a su lado. La gata estaba acostumbrada a viajar porque Lagerfeld no podía vivir sin ella. Entre sus deseos está que entierren al animal junto a él, igual que ha hecho por cierto, el entrañable y recién fallecido expresidente de Uruguay, José Mújica, con su mascota, debajo de un árbol, tal vez para nutrirle con sus restos y devolverle los momentos, los frutos y las sombras que disfrutó bajo él.

Con este reconocimiento post mortem, Lagerfeld pretendió asegurar los cuidados de princesa que venía recibiendo su querida mascota. Entre éstos extras "Choupette", podrá seguir disfrutando de su nivel de vida, como sus latas diarias de paté de pollo y caviar en platos de diseño o el privilegio de viajar en jet privado cuando tenga que participar en alguna campaña. Además de su ama de llaves que tenía, Lagerfeld decidió contar con personal veterinario de su confianza para que no le faltara asistencia sanitaria durante su existencia.

Gracias a la imagen de "Choupette", el prestigioso y afamando diseñador, pudo ver como aumentaba el dinero de sus cuentas. Y es que su amada gatita aún le sigue ayudando a vender productos relacionados con su negocio.

Aún así, el tutor de "Choupette" se ha ido dejándole deudas a su mascota, ya que solo en el año 2017, "Choupette", facturó 3 millones de dólares ejerciendo las funciones de influencer en redes sociales como Instagram, red en la cual "Choupette", cuenta con 270.000 seguidores. Así que a ver quién es el guapo que le pone alguna objeción a esta herencia "inmerecida".

Los animales nos dejan más en vida de lo que sus tutores puedan dejarles una vez muertos. Su cariño incondicional y su recuerdo no lo pueden comprar los millones.

José Luis Meléndez. Madrid, 16 de junio del 2025. Fuente de la imagen: gettyimages.es

2 de junio de 2025

Millonarios

Ahora prefiero referirme a ellos como personas adineradas

Ayer acudí a hacer la compra al hipermercado de costumbre. Y como suele ser habitual, sobre todo en los días de calor, suelo callejear con mi carrito rojo por las calles de una urbanización de personas adineradas que hay al lado de dicho centro comercial. Eso me permite transitar por una zona tranquila, silenciosa, sombría y arbolada mientras me deleito con las mansiones preciosas de dicha urbanización y escucho el canto de las aves. Y ayer también estrené (ya era hora), un look deportivo de verano, a saber, culotte, camiseta, visera, gafas de sol y playeras.

Mientras realizaba la pequeña lista de compra, estuve tentado de comprar alguna cerveza sin alcohol, pero al final opté por beber agua de una fuente que existe fuera del hipermercado. El caso es que estaban en obras y no pude saciar mi sed, así que anduve a escasos 500 metros en la cual había otra. ¡Mala suerte! Estaba vallada.

No me di por vencido, y de vuelta a casa, decidí atravesar la misma urbanización creyendo que existiría alguna fuente. El caso es que me dirigí hacia un hombre de mi edad que caminaba en sentido contrario al mío, que iba vestido con un atuendo sencillo parecido al mío, vaqueros, polo, playeras y según me pareció llevaba un ejemplar de El País. Me dirigí hacia él y le pregunté si sabía de alguna fuente cercana, ya que me quedaban aún unos tres kilómetros de vuelta, y era la una de la tarde, una hora en la que el sol ya empezaba a castigar.

Me orientó hacia una plaza, y al decirle que había estado en otras dos fuentes y comprobar que conocía la zona, nada mas despedirme de él y darle las gracias por su atención, se volvió hacia mí y me dijo: "de todas formas, si tiene sed, puede venir a mi casa y puede beber". Me pareció un feo desprecio decirle que no, así que fuimos andando hasta su mansión situada a unos escasos treinta metros.

Al abrir la puerta de su casa, me quedé en la calle. Me ofreció entrar. Entré solo al jardín y me quedé en la puerta interior de su casa por educación, aunque de haber entrado no me hubiera dicho nada. Al cabo de tres minutos, salió con un vaso de agua lleno en una mano y una jarra de agua en la otra. Según iba terminando de beber, fue llenándome el vaso. Creo recordar que bebí hasta tres, lo cual me permitió hacer mi regreso andando a plena solana. Estuvimos hablando durante unos minutos y luego, agradeciéndole su hospitalidad, me despedí.

Aquel hombre por su cercanía, su naturalidad y su solidaridad ha cambiado por completo la imagen que tenía de "los millonarios" (en su día trabajé como chofer durante un mes para un empresario de La Moraleja -entonces conducía un Mercedes 500-), que es un término un poco más humano.

José Luis Meléndez. Madrid, 01 de junio del 2025. Fuente de la imagen Freepik.com