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31 de enero de 2024

Amor o interés

Todavía hay algunos que sostienen que es el amor, y no el interés propio, el que mueve el mundo

Frank Cuesta ha vuelto a nacer. Hace unas horas ha sido atacado por un ciervo que le ha clavado una de sus astas en el estómago. Las imágenes son bastante duras, como él mismo reconoce. El vídeo está subido en YouTube. El más completo que he visualizado en su totalidad, está editado por Libertad Digital.

Al parecer el ataque a Frank, se ha producido porque es época de celo, y los animales en estas fechas tienen sus propios códigos y se vuelven más territoriales y protectores con respecto a sus hembras. Una vez ha sido cogido, ha logrado a durísimas penas, sacarse el asta, hecho que le ha costado al menos cinco minutos. Una vez ha logrado desprenderse del asta, ha procedido a coserse él mismo la herida. Me alegro que haya salido con vida de esta. Aún me encuentro impresionado por los hechos y las imágenes.

Segundos después de publicarlo, he decidido eliminarlo, con objeto de no dañar la sensibilidad de algunas personas, que últimamente muchos se escandalizan ante cualquier nimiedad, del tipo que sea. Aunque ante los asuntos importantes, como los relativos al sufrimiento de la gente, muestran su indiferencia, como buena gente que son.

Y todavía hay algunos que sostienen que es el amor, y no el interés propio o el deseo que preconizaba Buda, el que mueve el mundo. Porque cuando la pobreza entra por la puerta, el amor no salta por la ventana, ¿verdad...? Supongo que se refieren al mismo amor que ha "movido" al hombre a perpetrar los horrendos acontecimientos que han quedado escritos en la Historia y que continuarán escribiéndolos por los siglos de los siglos...

Por eso existen tantos países en el mundo y se siguen fabricando armas. Por eso existen más relaciones comerciales que desinteresadas entre los distintos países y personas. Y por eso está tan bien repartido el mundo, gracias al amor que los ricos profesan a los pobres. Por eso la avaricia mundial es superior a la solidaridad. Por eso siguen predicando algunos que nos amemos los unos a los otros, mucho más de lo que nos amamos a nosotros mismos (excluyendo a los animales y a las plantas, que aunque son hijos de Dios, no son hermanos de los hombres). Amén.

Porque el hombre cuida de su planeta, de sus mares y de su aire gracias al amor que siente por sus hijos y por él mismo. Y tala bosques enteros sin importarle la vida de sus descendientes directos que viven en el interior de los mismos ecosistemas por la inconmensurable compasión que sale de su pecho. Y mata por matar, gracias al amor que siente por su insoportable aburrimiento.

El amor mueve el mundo, dicen. Aunque curiosamente, la frase toma un significado más real, cuando se construye a la inversa. Es la tierra, la que a pesar de la brutalidad a la que continúa sometida por el hamor-erectus, sigue proporcionando a este, agua y alimentos, gracias a los cuales puede seguir viviendo. Un amor que de ser justo no debería ser eterno.

Porque es difícil elegir entre el amor que los israelitas profesan a los gazatíes, el que los rusos demuestran a los ucranios, el que los nazis derrocharon con los judíos, el que algunos países han demostrado con sus guerras civiles, entre ciudadanos de una misma nación, o el que se continúa profesando en los distintos conflictos motivados por prejuicios ideológicos, territoriales, pasionales, económicos, personales, religiosos o de cualquier otra índole.

Así es, en resumidas cuentas, la sociedad que estamos construyendo: mueve y polariza más el odio que el amor. Da la impresión que la toxicidad es más enriquecedora para los intereses personales de algunos que la pureza de lo auténtico y de lo bueno podría ser para todos. Que es más apetecible una ración de emociones envenenada y tóxica que una relación saludable, libre y exenta de comentarios despectivos y previamente intoxicados, con tal de desconectar y de salir de la monotonía social en la que algunos viven instalados. Un caldo perfecto para establecer relaciones de confianza, de calidad, enriquecedoras y duraderas en el tiempo.

Incluso todavía hay individuos que se extrañan de que muchas personas permanezcamos solteras. Bienaventurados los solteros porque al menos estamos libres de ciertos prejuicios y condicionantes, si exceptuamos las envidias naturales y comprensibles que lógicamente despertamos.

Lo que realmente asombra es que nadie haya calculado la suma de personas separadas, divorciadas, solteras, y de aquellas que viven en régimen de parejas de hecho, para ver si hay más solteros, casados, y, de paso confirmar, si realmente los raros son los solteros o los casados, que después de separarse, deciden volver a casarse, es decir, a anularse a sí mismos y a sus parejas.

Y yo que pensaba que ya no quedaban románticos en el mundo...

José Luis Meléndez. Madrid, 30 de enero del 2024.

16 de enero de 2024

10º aniversario

Estimados lectores:

Los aniversarios son fechas que celebramos para commemorar algún suceso. Al hacernos partícipes de dichos acontecimientos,  les dotamos de un significado especial. Hay aniversarios tristes, alegres y emotivos. Estos últimos están formados por una mezcla de ambas emociones. El aniversario que hoy se cumple es especialmente emotivo. Es emotivo y triste por la pérdida de dos de sus colaboradores, y,  es alegre, por haber podido llegar a cumplir estos diez años.

Pero la mayoría de los aniversarios suelen ser injustos, porque muchas de las personas y seres que contribuyeron en su día a que esos sucesos tuvieran lugar, suelen quedar esos días de celebración o de conmemoración, en un segundo plano.

Las personas que me conocen, saben que no me gusta posicionarme por encima de mis obras. Y mucho menos aún, por encima de mis colaboradores y lectores. Una prueba de ello es que no he presentado ninguno de mis dos libros publicados hasta la fecha. Y no lo hice en su momento por varios motivos más. En primer lugar por pereza, en segundo lugar por timidez. Y en tercer lugar porque pienso que son los libros los que tienen que hablar de su autor y no al revés.

El 16 de enero, La Pluma celebra su X aniversario. Ese día fue abierto desde una Biblioteca Pública, la Biblioteca Pública Municipal, Dámaso Alonso de Madrid, gracias a los ánimos de algunos lectores y lectoras bibliotecarias, pertenecientes a dicha biblioteca. Lo escribo en números romanos, porque una década, creo que es un tiempo más que considerable. Por ese motivo, se han actualizado los colores de las portadas de los blogs, de las redes.

Creo que don Miguel debe de estarme muy agradecido. Porque durante estos diez años, le he homenajeado y he dado a conocer, una de sus citas, con la cual he demostrado estar muy identificado: “La pluma es la lengua del alma”. Una muestra de ello es que la inmensa mayoría de publicaciones y poemas los escribo con pluma estilográfica, y, uno de los blogs, está pergeñado a mano.

Durante estos diez años, 120 meses o 3.650 días, los lectores han podido evidenciar a través de las distintas publicaciones, las tres almas o plumas de las que consta La Pluma en ristre, y que están representadas por los colores rosa, azul celeste y turquesa. De esta forma, La pluma roja nos ha ido aportando su punto de vista de algunos acontecimientos sociales, la pluma verde o ecológica y animalista ha puesto voz a los seres más débiles que no pueden defenderse, y la pluma azul o genérica, nos ha ofrecido sus textos, a través de sus distintos géneros.

Como pueden ver, me incluyo como lector. Porque cada vez que alguna de las plumas publica algún artículo, soy el primero en leerlo, antes de darlo a conocer. Y porque antes que escritor, uno es lector. No es posible concebir por lo tanto, la escritura sin la lectura, ya que ambas se complementan.

Hace diez años, en un día como hoy, me encontraba en la sala de ordenadores de aquella biblioteca. La sensación que experimenté al conectarme aquel día al blog, tuvo algo de mágica. Pero pronto me di cuenta que lo difícil vendría después, como era el llenar de contenido o “dar de comer”, con cierta regularidad, a aquella criatura.

Y es que tener un blog guarda cierta similitud con el hecho de ser padre. Un padre tiene que relacionarse con su hijo, hablarle y vestirle. Y tiene también la obligación biológica y moral de sacarle adelante a pesar de las dificultades. En cierta forma hoy me place compartir con todos ustedes esta sensación que aquel día no estaba seguro de llegar a cumplir.

No sé si he incumplido mi última promesa con mis lectores de Facebook, al haber cambiado recientemente la cabecera de este blog. Pienso que no, ya que he mantenido los colores y el diseño prometidos hace unos días con todos ellos. No obstante, me someto al dictamen y en su caso al castigo de todas mis lectoras y lectores. De ser así, quedo a la espera de que me notifiquen a qué plaza pública he de acudir para someterme a dicha humillación pública.

Agradezco de corazón a todos los caballeros y damas enristradas su adhesión inquebrantable a esta pluma. Sin todos ustedes o vosotros (creo que después de tanto tiempo ya podemos tutearnos), no hubiese sido posible esta pequeña ilusión y este apasionado proyecto.

No puedo olvidarme como decía al principio, en una fecha tan marcada y significativa como esta, de todos aquellos seres que han inspirado y colaborado con La Pluma en Ristre, y, que han mostrado su fidelidad inquebrantable con este proyecto, hasta el final de sus días. De mi querido Antonio Fraguas (Forges), que tuvo la gentileza de ceder a este blog viñetas de una forma desinteresada. Y de Kutxi, mi adorable amiga, compañera, musa y amante canina, Directora Adjunta y de La Pluma Verde, verdadero germen de esta bitácora.

Y por supuesto de todos vosotros, lectoras y lectores de LPR que con vuestras visitas y lecturas seguís infundiendo esos ánimos y esa energía que todo escritor (y lector) necesita a la hora de sentarse ante este auditorio virtual. Solo siendo consciente de que hay lectores que van a leer mis líneas, he sido capaz de escribir y de mantener este compromiso con vosotros y conmigo mismo.

Les (os) agradezco desde lo más profundo de mi alma y de mi corazón, esta compañía, que sin conocernos, hemos sido capaces de mantener en la distancia, durante tantos años. Espero seguir contando con la confianza de todos ustedes.

Besos y abrazos de este humilde admirador:

✍️

José Luis Meléndez

José Luis Meléndez. Madrid, 15 de enero del 2024. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org