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20 de enero de 2020

Puertas al amor

Ningún ministro eclesiástico debería ponerle puertas al amor

Existen tres momentos especiales en la vida de toda mujer: el día que conoce a su pareja, el día que se casa, y el día en el cual es madre. La mujer que piense casarse por la iglesia en la ciudad de Venecia, ha de saber, que éstos dos últimos pasos, puede verlos, a partir de ahora, inmaterializados, ya que Cristiano Bobbo, párroco de Oriago e Ca’sabbioni, harto de “las deformaciones de la moda que hoy parece imponer modelos que aman recrearse en experiencias posiblemente desviadas y desbordantes”, se le ha ocurrido penalizar con la tasa de un euro, a cada novia que muestre un centímetro de escote por debajo de la línea que marca la clavícula.

La propuesta ha sido expuesta en el informativo “La voz de la Riviera”, espacio semanal que el sacerdote tiene para dirigirse a sus feligreses, y a su vez suscrita por el obispo de Asís, Domenico Sorrentino, que además se ha negado a celebrar bodas de novios procedentes de otras parroquias, con objeto de acabar con el “turismo de las bodas”.

Hasta ahora se tenía la idea de que el vestido de novia, además de un secreto personal, guardado escrupulosamente por la novia, era una decisión íntima y personal que le correspondía a la protagonista, y en la que no intervenía siquiera la opinión del futuro marido. Las competencias de un sacerdote sin embargo, a la vista de lo expuesto, parecen no tener límite, y pueden trascender el ámbito de lo personal, de lo íntimo, y de lo privado.

El padre Escotado pretende con esta provocadora medida recaudatoria, penalizar según él, los vestidos vulgares y demasiado atrevidos. El reconquistador de la compostura, pretende fomentar de esta forma el respeto hacia el otro, vulnerando la libertad de elección de la contrayente, y  otorgándose a sí mismo, el derecho de reprobación. Hace falta una imaginación perversa para considerar espectáculo, lo que simple y llanamente es una ceremonia religiosa. Ni que los aspectos estéticos en lugar de los personales y espirituales, adquieran para el oficiante Cristiano, semejante importancia.

En el mundo se celebran al año muchas ceremonias nupciales, por tierra, mar y aire, en los lugares más insospechados. Los oficiantes, bien se trate de  religiosos o de hombres y mujeres pertenecientes a la sociedad civil, demuestran con sus actos ser hombres adaptados a su tiempo, y su generosidad, ya que contribuyen con su ejemplo a la felicidad de los contrayentes en un día tan especial.

Se hace difícil pensar que el padre Escotado se ofrezca a celebrar una boda tropical o bajo el agua, si sigue con la manía de fijarse si la zona inferior del torso de la novia sobrepasa la línea de la clavícula, en lugar de mirar la cara de enamorados y de felicidad que tienen los novios.  Los efectos que esta medida puede causar en la feligresía pueden ser de lo más variopintos, y pueden ir desde penalizar el estilo de la casulla elegida y regularizar dicho impuesto, absteniéndose de depositar su dádiva en el cepillo, a proceder de igual forma, si la largura de los hábitos no dejan ver los zapatos del oficiante. Por poner dos ejemplos.

El padre Escotado, a pesar de todo, despierta cierta compasión, porque en su ceremonia nupcial contraída con el Señor, no pudo elegir su traje de bodas. Pero eso no es óbice para compartir la propuesta de Don Cristiano, ni la de Don Domenico. Demasiadas penalizadas están ya las novias venecianas, las cuales debido a la construcción de la ciudad, no pueden acceder a la iglesia en coche o en caballo, y han de hacerlo en su defecto, en góndola.

Ningún ministro eclesiástico debería ponerle puertas al amor, y a la vida en común en pareja. La actitud del padre Bobbo y del obispo Sorrentino, a todas luces, no ha de ser del agrado del Señor, y mucho menos de la Virgen, como símbolo y figura de la feminidad. Porque entre otras cosas, anima a muchas parejas a casarse por lo civil, a cambiar de religión, o a seguir viviendo en pecado.

José Luis Meléndez. Madrid, 6 de octubre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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