Traductor

9 de enero de 2020

El elixir

El tiempo como elixir embotellado, merece la pena saborearlo con todos los sentidos

Existen ciertas diferencias a la hora de escribir. No es lo mismo escribir a los veinte años, que hacerlo a una edad avanzada, en la cual los conceptos de tiempo y de energía recobran su verdadero significado. Momentos en los cuales apremiado por el tiempo, uno intenta dejar escrita su impronta, lo cual le obliga a uno ser más selectivo en los temas, a la hora de coger la pluma.

La infancia con su inconsciencia, la adolescencia con sus prisas y su curiosidad exploratoria, y la madurez con sus responsabilidades cotidianas ocupan por completo nuestros días. Entretanto el amor se encarga de mostrarnos la relatividad del tiempo: lo despacio que transcurre,  lo doloroso y obsesivo que se vuelve cuando el ser amado se encuentra lejos, y lo veloz que pasa cuando los dos se unen, comparten y entregan sus energías físicas y emocionales.

La vida unas veces nos deja escribir nuestro guión y otras veces se impone a través de circunstancias ajenas a primera vista a nuestros ojos. Nos invita a escribir nuestro destino, pero si este no es lo suficientemente motivador y consistente para nosotros, siempre nos ofrecerá la posibilidad de corregir y  mejorar la entrega de su capítulo provisional. A la vida como fuente creadora e inspiradora que es, le ocurre lo mismo que a muchos creadores: unas veces otorga más importancia a la obra que al autor, y viceversa.

Una muestra evidente del transcurso del tiempo son las fotografías. Las imágenes reflejan la evolución del individuo y de la sociedad a la cual pertenece. Antes predominaban las imágenes de familia. Eran fotos y momentos que servían para reunirse y fortalecer los lazos sociales. Las instantáneas se iban pasando de uno  a otro, propiciando así el acercamiento y  la comunicación personal e íntima.

En la sociedad actual los selfies y los Instagram evidencian la individualidad y la superficialidad de una sociedad distanciada y cada vez fría, que no necesita reunirse, abrazarse y compartir esos momentos de compañía, mientras respira el aroma de un café.

Hoy me he topado de manera imprevista con medio centenar de fotografías de familiares que no recuerdo haber visto nunca. Fotos de personas cercanas, amadas y queridas que en su día se fueron. El muestrario de imágenes reconozco que me ha sumido en un estado reflexivo y existencial más que nostálgico. Tanto es así, que después de leer los titulares de los periódicos semanales, no he encontrado mejor ni mayor motivo que escribir estas líneas, lo cual viene a corroborar aquel dicho, de asegura que una imagen vale más que mil palabras.

El encuentro virtual mantenido conmigo y con las demás personas, me ha animado a contemplar mi álbum de fotos en los cumpleaños venideros. Porque considero que es una forma de tomar conciencia del valioso tiempo que aún me queda por vivir. El tiempo como elixir embotellado, merece la pena saborearlo con todos los sentidos.

José Luis Meléndez. Madrid, 23 de junio del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario