La democracia española ha acabado por lobotomizar a la derecha más reaccionaria
El franquismo lo denominó “Valle de los Caídos”, pero las personas que trabajaron allí durante los 18 años, desde que en el año 1940 se iniciara su construcción, se referían a él con el nombre de “Cuelgamuros”. Un enclave ideado por el Antiguo Régimen para honrar con él a los muertos del lado sublevado. De ahí que la fecha de su inauguración elegida fuese el 1 de abril, Día de la Victoria.
Con la exhumación de los restos de Franco, dictador no caído en la guerra civil, el ejecutivo socialista de Sánchez ha puesto fin a una anomalía democrática, reconocida internacionalmente por relatores de la ONU, como es la de que un Estado democrático siga contribuyendo moral y económicamente al monumento erigido por un enemigo de las libertades, de las igualdades y de la reconciliación entre españoles.
Durante los cuarenta y cuatro años transcurridos desde la muerte del dictador, los españoles han contribuido a su sostenimiento con millones de euros, una anomalía que ha sido posible subsanar a pesar de la abstención de la derecha, representada por el Partido Popular y Ciudadanos, fuerzas que han optado por ponerse de perfil en un momento trascendental para la dignificación de la democracia española y la conciliación de todos los españoles.
Sorprende pues, por contradictoria, la participación de la derecha ayer en el acto organizado por Societat Civil en Barcelona, reclamando la concordia entre catalanes, cuando no han sido capaces de apoyar la reconciliación entre españoles a través de un centro de memoria, sin vencedores ni vencidos. Todo un agravio para las decenas de miles de demócratas que fueron enterrados en el mausoleo franquista sin el consentimiento de sus familias.
Los distintos líderes de la derecha han optado incluso por quitarle importancia a un acto que dignifica la democracia española, como lo han atestiguado los más de ciento cincuenta medios internacionales que han cubierto el acto. ¿Se hubieran abstenido dichos líderes si tuviesen, como tiene el Psoe y otras fuerzas progresistas, miembros de sus partidos que lucharon por la libertad que hoy disfrutan sus señorías y todos los españoles hacinados al lado de un dictador? Una buena pregunta y oportunidad para que esta vez se pongan sus señorías de frente, y aclaren dicha cuestión.
Lo malo de las lobotomías es que tienen sus efectos secundarios. El señor Rivera, ahora sí, después de permitir la desbandada y pérdida de fundadores de su partido, está dispuesto a desbloquear (a la quinta va la vencida), el panorama político y social después del 10 de noviembre. A pesar de sus desplantes al ejecutivo, de sus desapariciones en las catástrofes que han asolado a su España querida, como los incendios de Gran Canaria, la crisis sanitaria de la Listeriosis, la posesión del Gobierno en Madrid, o la Dana del levante. El señor Rivera se reserva los actos más conflictivos, y evita su presencia en los momentos en los que los ciudadanos más le necesitan; en los cuales están en juego su salud, sus casas y sus negocios. Un buen ejemplo para los autónomos a los cuales dice defender.
Sorprendente ha sido también la lobotomía moderada del señor Casado. Un hecho que ha sido constatado por el efecto añadido de la aparición de bello en su cara. De descalificar al Presidente en febrero de 2019: “El Presidente de Gobierno es el mayor traidor, el mayor felón de la historia democrática de España. Es un presidente ilegítimo, un irresponsable, un incapaz, un desleal, un mentiroso compulsivo, una catástrofe, un incompetente, un mediocre, un okupa…Esto no son descalificaciones, son descripciones”, ha pasado a sentirse ofendido: “Si nos insulta un poco más, igual hasta nos abtenemos”.
Con ello Casado ha perdido su habilidad innata: la de descalificar y sonreir al mismo tiempo. Una virtud que como han demostrado las encuestas, no era beneficiosa para la imagen del partido. Su contorsionismo moderado le ha llevado incluso a pedir su voto a los electores de izquierdas, tal vez, quien sabe, para que defienda los derechos sociales que no han sabido defender sus predecesores.
Los distintos líderes de la derecha que en las anteriores elecciones optaron por el bloqueo, ahora sí se ofrecen para desbloquear la formación de un gobierno. Pero un desbloqueo no implica una oposición constructiva y de Estado. La derecha muestra como una lagarterana su piel moderada en campaña, pero cuando llega al poder o a la oposición recupera su piel auténtica y muestra, como ha dejado patente, sus medidas más radicales.
La democracia española ha acabado por lobotomizar a la derecha más reaccionaria. Ahora solo falta que los españoles se crean que esta vaya a continuar más allá del 10 N...
José Luis Meléndez. Madrid, 28 de octubre del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
El franquismo lo denominó “Valle de los Caídos”, pero las personas que trabajaron allí durante los 18 años, desde que en el año 1940 se iniciara su construcción, se referían a él con el nombre de “Cuelgamuros”. Un enclave ideado por el Antiguo Régimen para honrar con él a los muertos del lado sublevado. De ahí que la fecha de su inauguración elegida fuese el 1 de abril, Día de la Victoria.
Con la exhumación de los restos de Franco, dictador no caído en la guerra civil, el ejecutivo socialista de Sánchez ha puesto fin a una anomalía democrática, reconocida internacionalmente por relatores de la ONU, como es la de que un Estado democrático siga contribuyendo moral y económicamente al monumento erigido por un enemigo de las libertades, de las igualdades y de la reconciliación entre españoles.
Durante los cuarenta y cuatro años transcurridos desde la muerte del dictador, los españoles han contribuido a su sostenimiento con millones de euros, una anomalía que ha sido posible subsanar a pesar de la abstención de la derecha, representada por el Partido Popular y Ciudadanos, fuerzas que han optado por ponerse de perfil en un momento trascendental para la dignificación de la democracia española y la conciliación de todos los españoles.
Sorprende pues, por contradictoria, la participación de la derecha ayer en el acto organizado por Societat Civil en Barcelona, reclamando la concordia entre catalanes, cuando no han sido capaces de apoyar la reconciliación entre españoles a través de un centro de memoria, sin vencedores ni vencidos. Todo un agravio para las decenas de miles de demócratas que fueron enterrados en el mausoleo franquista sin el consentimiento de sus familias.
Los distintos líderes de la derecha han optado incluso por quitarle importancia a un acto que dignifica la democracia española, como lo han atestiguado los más de ciento cincuenta medios internacionales que han cubierto el acto. ¿Se hubieran abstenido dichos líderes si tuviesen, como tiene el Psoe y otras fuerzas progresistas, miembros de sus partidos que lucharon por la libertad que hoy disfrutan sus señorías y todos los españoles hacinados al lado de un dictador? Una buena pregunta y oportunidad para que esta vez se pongan sus señorías de frente, y aclaren dicha cuestión.
Lo malo de las lobotomías es que tienen sus efectos secundarios. El señor Rivera, ahora sí, después de permitir la desbandada y pérdida de fundadores de su partido, está dispuesto a desbloquear (a la quinta va la vencida), el panorama político y social después del 10 de noviembre. A pesar de sus desplantes al ejecutivo, de sus desapariciones en las catástrofes que han asolado a su España querida, como los incendios de Gran Canaria, la crisis sanitaria de la Listeriosis, la posesión del Gobierno en Madrid, o la Dana del levante. El señor Rivera se reserva los actos más conflictivos, y evita su presencia en los momentos en los que los ciudadanos más le necesitan; en los cuales están en juego su salud, sus casas y sus negocios. Un buen ejemplo para los autónomos a los cuales dice defender.
Sorprendente ha sido también la lobotomía moderada del señor Casado. Un hecho que ha sido constatado por el efecto añadido de la aparición de bello en su cara. De descalificar al Presidente en febrero de 2019: “El Presidente de Gobierno es el mayor traidor, el mayor felón de la historia democrática de España. Es un presidente ilegítimo, un irresponsable, un incapaz, un desleal, un mentiroso compulsivo, una catástrofe, un incompetente, un mediocre, un okupa…Esto no son descalificaciones, son descripciones”, ha pasado a sentirse ofendido: “Si nos insulta un poco más, igual hasta nos abtenemos”.
Con ello Casado ha perdido su habilidad innata: la de descalificar y sonreir al mismo tiempo. Una virtud que como han demostrado las encuestas, no era beneficiosa para la imagen del partido. Su contorsionismo moderado le ha llevado incluso a pedir su voto a los electores de izquierdas, tal vez, quien sabe, para que defienda los derechos sociales que no han sabido defender sus predecesores.
Los distintos líderes de la derecha que en las anteriores elecciones optaron por el bloqueo, ahora sí se ofrecen para desbloquear la formación de un gobierno. Pero un desbloqueo no implica una oposición constructiva y de Estado. La derecha muestra como una lagarterana su piel moderada en campaña, pero cuando llega al poder o a la oposición recupera su piel auténtica y muestra, como ha dejado patente, sus medidas más radicales.
La democracia española ha acabado por lobotomizar a la derecha más reaccionaria. Ahora solo falta que los españoles se crean que esta vaya a continuar más allá del 10 N...
José Luis Meléndez. Madrid, 28 de octubre del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org