Hasta el día de hoy, solía definir, de forma metafórica, la muerte como un viaje. Lamentablemente el inesperado y triste fallecimiento de Jimmy, me ha llevado a considerar, siendo un optimista poco informado, que, en tal caso, debería considerarse más, un trayecto. Un trayecto según se mire, hacia la nada o hacia alguna parte.
El viaje, por norma general y a diferencia del trayecto, es un acto libre en el que la voluntad juega un papel protagonista. Pero nadie, y mucho menos Jimmy Giménez Arnau, que disfrutaba las mieles del amor, que había buscado toda la vida, deseaba emprender en estos precisos momentos, ese “viaje”.
El trayecto que hace unas horas ha emprendido, me ha ayudado a recapacitar sobre las idas y venidas de la vida, por hablar en términos eufemísticos. Evito así oscurecer el camino que mi admirado tertuliano ha emprendido y el tono lastimero que pudiese mojar e intentar borrar la sonrisa de un gran seductor.
También me ha ayudado a descubrir que no somos nosotros los que nos vamos, sino que es la vida la que nos lleva y la que nos trae. La que decide el día, la hora, el sexo, la forma, el fondo o el lugar, sin tan siquiera consultarnos.
A veces, e incluso ahora, en estos momentos en los que escribo, me da por pensar que no puede ser, que Jimmy nos está gastando una broma. A él, que le gustaba reírse de la muerte. Cuenta María Patiño, que un día le preguntó qué noticia le gustaría dar. “Y él, con su humor, tan suyo, me dijo que quería dar su propia muerte en directo”, declaraba la presentadora a una revista del corazón.
Algunos han calificado a Jimmy como un provocador, un hombre sin filtros. Yo prefiero definirle como un hombre auténtico, que decía lo que pensaba. Hay demasiada mentira en aquellos que piensan lo que no se atreven a decir. Esos sí que tienen filtros, el filtro de la hipocresía social, tan devastadora en nuestras relaciones sociales. Jimmy desafió a esa hipocresía social llamando a las cosas y a las personas por su nombre.
Repasando su vida uno puede darse cuenta que Jimmy tenía muchos filtros. Tenía el filtro de la ironía, de la inteligencia, del humor o de la sinceridad, y de la sensibilidad, entre otros. Tal vez por eso sus verdades han dolido más que sus mentiras, apenas conocidas.
La mala relación con sus padres o la de sus padres con él (siempre son los hijos los que se llevan mal con los padres), la muerte prematura de dos de sus hermanos, la nula relación con sus hermanos como consecuencia de una herencia complicada, o la venganza de Merry contra él, impidiendo según cuenta, que su hija Leticia quisiera verle, podría considerarse como el primer caso conocido de violencia vicaria, en la que la violencia no solo es aplicada por parte del varón sobre la mujer, sino de ésta sobre el hombre.
En sus momentos bajos, de decepciones humanas buscó el refugio y el cariño que necesitaba en los animales. Según la periodista Beatriz Cortázar pasó una temporada en Segovia rodeado de sus perros, en una casa que carecía de calefacción, buscando la inspiración que le permitió terminar su novela “Zelos”, una de sus mejores obras, según comenta la periodista.
No se le resistió ningún medio de comunicación y cultivó varios géneros como la poesía, la novela, la columna social o la tertulia, género por el que llegó a ser más conocido. Fue también corresponsal de guerra, director de la película “Cocaína”, film en donde debutó también como actor. Sus inicios literarios se inician como cofundador de la revista "Hermano Lobo", medio con el cual colaboraron otras célebres figuras como José Luis Coll, Rosa Montero, Gila o Chumy Chúmez.
Algunos lectores se lamentan del hecho de no haberse centrado más en las letras, letras gracias a las cuales consiguió transformarse en un hombre eterno, gracias a su impronta. Pero de haberse centrado en las letras, nos hubiéramos perdido al tertuliano incisivo y cachondo, que además de lograr cautivar a su audiencia, le proporcionó los medios económicos para vivir y seguir pegado a ellas.
Los medios en general, y la televisión en particular, han perdido con su trayecto parte de su autenticidad. En medio de tantos anuncios comerciales, de series ficticias, de concursos idiotizantes y repetidos, y de noticias tristes, Jimmy era de las pocas personas reales y auténticas que lograban conectar con el telespectador.
La televisión decía que le excitaba. Por su naturalidad podría decirse que se sentía como en casa. Gracias a ella logró formar la audiencia que terminó siendo su verdadera familia. La familia sólida e indestructible que nunca llegó a conocer.
Las vidas de Jimmy han sido apasionantes. En efecto, digo "vidas" y no "vida", porque además de dilatada, había varios Jimmys dentro de él. Estaba el poeta, el novelista, el cineasta, el periodista, el abogado, pero en términos generales podemos definirle como el comunicador.
“Yo soy yo y mi circunstancia”, decía Ortega y Gasset en su obra “Meditaciones del Quijote”. La vida de Jimmy estaba formada de contrastes. Contrasta su política incorrecta, pero sincera, con la del hijo de un diplomático, y su espíritu libre, con la boda de la nieta predilecta de Franco, acontecimiento gracias al cual empezó a ser conocido.
Pero a esos contrastes, también le han acompañado acontecimientos llamativos, tales como su llegada al mundo y su marcha de él. Nuestro protagonista nació en el “Cabo de Hornos”, un transatlántico español que en ese momento surcaba aguas brasileñas, como consecuencia de los continuos desplazamientos motivados por la profesión de su padre.
Si nos atenemos a su marcha, la muerte le ha homenajeado a su estilo, de una forma irónica. Pocas horas después de cumplir los ochenta y un años, la parca le ha correspondido con un final casi en directo, como él deseaba. Nada más producirse el desenlace, Sandra notificó el suceso a los medios televisivos.
El amor que no obtuvo de su hija, a pesar de sus intentos, tal vez lo encontró en la diferencia de edad de su última pareja. En la leyenda de su Whatsapp puede leerse “Con Sandra y escribiendo”. Como puede verse no hay mejor forma de definir el amor que sentía por Sandra y la pasión que sentía por la escritura.
Dice Joaquín José, verdadero nombre de Jimmy (Joaquín José Bernardo Giménez – Arnau Puente), sobre Sandra Salgado, su última y tercera mujer: “es la que más me ha querido nunca y la que más he querido en toda mi vida. La pena es que la haya conocido hace solo cuatro años. Si la hubiese conocido hace veinticinco, seguiría con ella”.
Jimmy tenía muchas cosas que hacer y que ofrecer a los demás, antes de conocer a su verdadero y definitivo amor. Su corazón era demasiado grande para una sola persona.
José Luis Meléndez. Madrid, 19 de septiembre del 2024. El periodista Jimmy Giménez Arnau durante la presentación de su novela 'Zelos', el 19 de septiembre del 2000. Ballesteros (EFE)