Desconozco hasta la fecha cuantos publicistas han sido asesinados por contar sus “verdades” en su compromiso con la sociedad
Confesaba la semana pasada Risto Mejide al inicio de Todo es Mentira, uno de los programas que presenta, en un tono jocoso e irónico, la difícil relación intelectual que padece a la hora de entender a los poetas y los perros (me imagino que por separado, y más aún viéndoles como conviven juntos), razón por la cual me veo en un acto de solidaridad, obligado a expresarme en prosa.
He de reconocer que nos ha sorprendido tanto a la perra con la cual convivo como a la que llevo dentro, la impotencia emocional del publicista a la hora de empatizar con los sentimientos profundos de su especie y más aún con la nobleza de unos seres tan adorables como entrañables, como son los perros.
Nos consuela echar la vista atrás para ver como los animales y de manera muy especial los perros han acompañado no solo a los poetas sino a artistas e intelectuales a lo largo y ancho de la Historia, antes de que la publicidad existiese tal y como la conocemos hoy en día, enriqueciendo de esta forma sus obras y contribuyendo con su estimada aportación a la sociedad. Un tributo tan anónimo como silencioso que no merece ese tipo de declaraciones injustas e inoportunas.
Celebro por tanto como poeta y amante de los perros de cuatro patas (también los hay de dos piernas como el que suscribe), así como del resto de animales, no tener los mismos problemas a la hora de entender la mentalidad de un publicista, ya que la diferencia creativa que nos distingue considero que lejos de separarnos, debiera unirnos. Incluso soy capaz de entender su relación virtual con otra serie de animales menos sociables y bondadosos pero más afines a los gustos del presentador, como es la del dragón furibundo de cuya boca emana ese fuego destructivo y devastador que al parecer ha terminado adoptando a la hora de tratar con algunos concursantes, telespectadores y colaboradores que en su día terminaron por abandonar su plató.
Me sorprende y lamento por consiguiente como tutor y padre adoptivo de una mascota que algunos miembros de mi especie sean incapaces de entender la emotividad profunda que emana del corazón humano, pero sin embargo sean capaces de hablar públicamente en tono despectivo de criaturas inocentes que no pueden, saben, ni tienen la facultad de defenderse de semejantes comentarios. Una "publicidad" tan jocosa como obscena y gratuita para el que la recibe como sustanciosa y execrable para quien la ejerce, en la que algunos profesionales del sector, en su incontinencia verbal, ejercen al parecer desde sus mediáticas tribunas, cargando contra el público, bien sean espectadores, como el que suscribe, concursantes e incluso colaboradores si llega el caso.
Entender a un animal es mucho más sencillo que hacerlo con una persona. Lo único que reclaman es una oportunidad para que uno le demuestre día a día su cariño (cada uno, claro está, según sus posibilidades…). De esta forma tan sencilla uno puede impregnarse con el tiempo de los valores que pueden llegar a demostrarnos como son la empatía, el autocontrol, la paciencia, entre otros.
Si uno no dispone de tiempo tiene a su disposición otra opción como es la visita a alguna residencia de la tercera edad, alguna patrulla canina de las Fuerzas Armadas o alguna escuela de la Organización Nacional de Ciegos para descubrir al menos como es su relación con respecto a nosotros.
En cuanto a los animales y en especial los perros, han enriquecido como decía las obras de los poetas y han aportado y aportan a la sociedad más de lo que ésta les exige. Diré más aún: muchos canes han salvado muchas vidas humanas. Se desconoce hasta la fecha cuántas vidas sino humanas, perrunas ha salvado un solo publicista.
En lo referente a los poetas, baste decir que si hay algo que ha caracterizado a estos hombres a lo largo de la Historia es el decir más “verdades” que muchos publicistas. Verdades que por ciertas les han costado la vida a varios de ellos. Desconozco de igual modo cuantos publicistas han sido asesinados por contar sus “verdades” en su compromiso con la sociedad a la cual pertenecen.
Entender y relacionarse por tanto con los perros y los poetas es mucho más sencillo que hacerlo con algunos publicistas, como consecuencia de los demonios y dragones que albergan en su interior. Y si me dan a elegir a la hora de depositar mi confianza no dudaría un segundo en concedérsela a los primeros. Entre otras cosas porque un poeta no utilizaría ni copiaría ideas como algunos publicistas hacen en su falta de inspiración, con versos de algunos poetas. Ni utilizarían nunca a los animales en sus spots con objeto de satisfacer las necesidades mercantiles de su target.
Así que por el ejemplo que ambos, poetas y perros, siguen dando a la sociedad, merecería la pena si no de hacer el intento de comprendernos, al menos de tratarnos con la dignidad y el respeto que todos merecemos.
José Luis Meléndez. Madrid, 19 de septiembre del 2021. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org